Las vibradoras circulares son un grupo de máquinas con un amplio espectro de aplicaciones.
Si se eligen el tipo de abrasivo y el líquido auxiliar adecuados y se definen los parámetros del proceso correctos, se puede controlar el transcurso del tratamiento para conseguir el efecto final deseado: refinado, desbarbado, esmerilado, alisado o pulido. La posibilidad de pulir piezas con polvo abrasivo permite garantizar el mayor lustre de la superficie pulida. Las interacciones que tienen lugar entre el abrasivo y la pieza y entre las piezas son mucho menos agresivas que en las máquinas centrífugas, lo que minimiza el abollamiento de las piezas y facilita conseguir un pulido sin fisuras. Debido a las características del movimiento vibratorio de la máquina, es ideal para tratar productos delicados que sean propensos a sufrir deformaciones mecánicas.
El funcionamiento de este tipo de aparatos se basa en la interacción de dos movimientos complejos: uno de oscilación que acciona el movimiento vibratorio de la cámara de trabajo y uno de rotación que pone en movimiento la carga.
Un factor que influye enormemente en la intensidad del proceso de tratamiento es la posibilidad de regular la frecuencia de las vibraciones de la cámara de trabajo. Las operaciones de pulido se llevan a cabo con una pequeña amplitud de vibraciones y a frecuencias altas. Las operaciones de desbastado se suelen realizar con una gran amplitud de vibraciones y a frecuencias proporcionalmente bajas.
Otra ventaja de estas máquinas es la posibilidad de trabajar con una amplia gama de piezas –de cerámica, resina, porcelana, inoxidables, de distintas formas y tamaños–. Asimismo, las vibradoras circulares están adaptadas a la excelente tecnología CEROFIN que permite conseguir un brillo asombroso en la superficie de las piezas.